Miércoles, 20 de junio de 2012
la esquina
Extra (de recortes) de julio
José Aguilar | Actualizado 20.06.2012 - 01:00
SERÁ tramitado como proyecto de ley, pero las posibilidades de que cambie en profundidad a su paso por el Parlamento son menos que nulas. El plan de reequilibrio financiero de la Junta de Andalucía, que reducirá el presupuesto de la comunidad autónoma en unos 2.700 millones de euros, fue aprobado ayer por el Ejecutivo Griñán-Valderas.
Lo hizo entre encierros del personal sanitario en varios hospitales, las movilizaciones de otros colectivos de funcionarios y en vísperas de la gran manifestación convocada por los sindicatos. Perfectamente comprensibles: más de 750 de esos 2.700 millones de ajuste saldrán de las nóminas de funcionarios, otros empleados públicos y altos cargos. De donde ya salieron importantes recortes en mayo de 2010, el día de la conversión tardía de Zapatero a la ortodoxia.
La nueva mordida oficial a las retribuciones de quienes trabajan para la Junta se aplicará ya en las nóminas de julio. De la paga extra de julio -antes, del 18 de julio- , que tantos boquetes ha tapado y tantas vacaciones ha cubierto en el pasado, al recorte extra de julio, que destapa la tremenda insatisfacción de unos funcionarios autonómicos que ni se tragan el argumento de que son rebajas forzadas por el Gobierno de la nación y sus compromisos de control del déficit público ni se creen que el Gobierno regional haya hecho todo lo posible por aminorar el golpe (reduciendo los sueldos de los cargos públicos un 7,5%, garantizando un mínimo de 1.000 euros mensuales a todo empleado público a jornada completa y rebajando a un máximo del 10% la disminución de la jornada, y de los ingresos, del personal temporal), y por evitar sus consecuencias sociales.
Consecuencias para la prestación del servicio las tiene cualquier recorte. El educativo, por ejemplo, se resentirá sin duda de que las bajas de profesores se cubran más tarde, o no se cubran, o de que suban las tasas de matrícula universitarias. Aun así, será una afección negativa más a medio y largo plazo. El recorte sanitario, por el contrario, se notará de forma directa e inmediata por los usuarios. Los centros de salud que van a cerrar por las tardes, por ejemplo, ¿acaso no perjudicarán a los enfermos que tengan que trasladarse más lejos para recibir la atención debida? Los médicos del Hospital Infantil del Virgen del Rocío, en Sevilla, han echado cuentas: hay 103 facultativos de distintas especialidades pediátricas asignados a este centro, y de ellos 53 son personal eventual e interino. Con la reducción prevista de su jornada laboral, ¿no sufrirán retrasos las consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas? Ellos creen que sí, y la lógica está de su parte.
Seamos serios. Si en vez de paga extra de julio se impone el recorte extra de julio, la función que se desarrolla sufre un deterioro.
Lo hizo entre encierros del personal sanitario en varios hospitales, las movilizaciones de otros colectivos de funcionarios y en vísperas de la gran manifestación convocada por los sindicatos. Perfectamente comprensibles: más de 750 de esos 2.700 millones de ajuste saldrán de las nóminas de funcionarios, otros empleados públicos y altos cargos. De donde ya salieron importantes recortes en mayo de 2010, el día de la conversión tardía de Zapatero a la ortodoxia.
La nueva mordida oficial a las retribuciones de quienes trabajan para la Junta se aplicará ya en las nóminas de julio. De la paga extra de julio -antes, del 18 de julio- , que tantos boquetes ha tapado y tantas vacaciones ha cubierto en el pasado, al recorte extra de julio, que destapa la tremenda insatisfacción de unos funcionarios autonómicos que ni se tragan el argumento de que son rebajas forzadas por el Gobierno de la nación y sus compromisos de control del déficit público ni se creen que el Gobierno regional haya hecho todo lo posible por aminorar el golpe (reduciendo los sueldos de los cargos públicos un 7,5%, garantizando un mínimo de 1.000 euros mensuales a todo empleado público a jornada completa y rebajando a un máximo del 10% la disminución de la jornada, y de los ingresos, del personal temporal), y por evitar sus consecuencias sociales.
Consecuencias para la prestación del servicio las tiene cualquier recorte. El educativo, por ejemplo, se resentirá sin duda de que las bajas de profesores se cubran más tarde, o no se cubran, o de que suban las tasas de matrícula universitarias. Aun así, será una afección negativa más a medio y largo plazo. El recorte sanitario, por el contrario, se notará de forma directa e inmediata por los usuarios. Los centros de salud que van a cerrar por las tardes, por ejemplo, ¿acaso no perjudicarán a los enfermos que tengan que trasladarse más lejos para recibir la atención debida? Los médicos del Hospital Infantil del Virgen del Rocío, en Sevilla, han echado cuentas: hay 103 facultativos de distintas especialidades pediátricas asignados a este centro, y de ellos 53 son personal eventual e interino. Con la reducción prevista de su jornada laboral, ¿no sufrirán retrasos las consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas? Ellos creen que sí, y la lógica está de su parte.
Seamos serios. Si en vez de paga extra de julio se impone el recorte extra de julio, la función que se desarrolla sufre un deterioro.
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